Sunday, July 8, 2018

Guns: Vigilantes, Charles Bronson and Lance Thomas (I)

Me encanta cuando los gringos usan palabras del español, italiano o francés y les dan un significado a menudo peculiar y una pronuciación siempre simpática.

Mi favorita  es probablmente "al fresco", que utilizan con el significado exacto que tiene en italiano o español, aunque casi exclusivamente en el contexto de la comida, sobre todo la cena. Así, queda muy chic "to have dinner al fresco" or "to have an al fresco dinner". Para mí la guasa es que sin llegar a ser un arcaísmo me suena a la forma de hablar de mis abuelos. Claro que para ellos comer al fresco era sacar la mesa al patio de vecinos "con la fresquita", al caer el sol, no irse a una terraza de puta madre  a comer de vicio que es como la usan aquí, donde el concepto terraza es algo aún exótico. La guinda la pone la pronunciación, "ahl frescou".

Pero no quiero hablar de comida que me deprimo. Mejor nos vamos a mi segunda favorita, "vigilante" (pronunciada "viyilanti"), que la tomaron del castellano en algún momento del siglo XIX, en principio en Inglaterra. Todos sus usos giran en torno al concepto de justicia, pero más específicamente al de la justicia sin el proceso debido, o sea, la justicia por la propia mano.

A muchos de los que nacieron antes de 1970 el concepto de "vengador justiciero" probablemente les evoque Charles Bronson y una serie de películas de aire cutre en las que se liaba a tiros con tipos literalmente malos de película. Otros pensarán en Harry el Sucio. Pero, ah, los vigilantes no llevan placa, y Eastwood llevaba una, aunque sus políticamente correctos superiores se empeñaran en quitársela cada vez que se le iba el dedo con su Magnum 44, que no era un helado de Frigo precisamente.

Parece constatado que, en efecto, fue Charles Bronson quien inició el género de las películas de vigilantes en 1974, con Death Wish, la primera. Luego vendrían cuatro más en los ochenta, que seguramente son las que nos suenan más (sí, el malo de la gorra es Jeff Goldblum, en su primer papel acreditado):


Aparte de la estética del bigote de Bronson, probablemente lo más interesante de la película es cómo plantea sin ambages (y sin matices, para no confundir) el debate sobre violencia, justicia y, sobre todo, el derecho a portar armas. Muchos de los diálogos son los mismos que se entablan hoy al discutir el tema, e incluso al pobre Bronson lo etiquetan al principio de liberal bienintencionado (perroflauta buenista), hasta que la realidad lo empuja a convertirse en un vengador justiciero, un vigilante, un tío con los huevos grandes y bien puestos,

En este 2018 en que el buenismo, el igualitarialismo y el relativismo moral han puesto en peligro de extinción al macho de genitales plus alguien tuvo la genial idea de hacer un remake del Death Wish original, y eligieron para ello a uno de los mejores ejemplares de esta especie de los últimos 30 años de cine, Bruce Willis.  No la he visto, pero echándole un ojo al trailer uno se explica por qué la crítica la ha puesto a parir y por qué el jodío Willis se nos hace siempre tan irresistible.



Igual se me ha ido la mano con el preámbulo, pero yo lo que quería contar es cómo conocí y me hice cliente de Lance Thomas, el último vigilante. Lance no fue un vigilante al uso, se limitó a defenderse de sus asaltantes, pero no le faltaba el bigote, el magnum y una buena planta tras la que se adivinaban unos huevos de magnífico tamaño y ubicación.

Pero eso será en la próxima entrega.


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